Tuesday, June 16, 2009

Acción!

¿Cuantas capas tienen las personas?
Según el ogro verde somos como cebollas, asumo que es por el mal aliento que algunas dejan. Pero si se saben cocinar tienen buen gusto.

Pero nuestro ídolo popular no puede responder la pregunta. Bien considero que las personas tienen una mascara, pero para el teatro de la vida. Así los niños lloran cada vez que se asoman en este inmenso escenario de dementes, desde esa temprana edad te enseñan a cultivar la mascara y los deseos reprimidos para desenvolverte en el papel que iras escribiendo.
Luego cuando te toca debutar por primera vez, sonríes ante tu público, pero te abuchea. Eres aún más feliz, porque nadie ve cuando lloras.
Pasan los años y vuelves, esta vez con traje de payaso. Pero no te hace gracia, aunque todos se ríen de ti y creen que con entienden lo que paso. Esta vez el payaso vuelve a llorar, pero nadie lo ve; las lágrimas se ahogan en esa sonrisa agridulce.
Pasan los años y ahora te toca enfrentarte con otros actores, cantas canciones a un balcón y vuelve música de él. Sientes amor, pero no entiendes porque las mascaras van cambiando, pero el amor no. Así en giro brusco dramático, todos los personajes cambian de mascaras, no sabes a quien amabas, no sabes quien eres… ya no puedes confiar.

Pasan los años y vas de torero, tu capa es hermosa y estoque implacable. La bestia incomprendida, te embiste, bailas a su alrededor, sartas el estoque en su espalda. Pero no lo abates. Vuelta, se tira más enrabiado, eres menos hábil aunque ágil y lo evades. Pero vuelve a ti, esta vez ves sus ojos de dolor, atraviesa la mascara y te sientes desnudo. Débil. Aparece una vieja capa al frente tuyo y detiene a la bestia calmándola y no matándola. Admiras y quieres ser ese personaje.

Ahora tienes una capa vieja y una mascara usada, ideales manoseados. Años que no son tuyas y obligaciones autoimpuestas.
Vas por la vida, vuelves a cantar a un balcón, esta vez la música viene de las escaleras. Hermosa la musa, vinos dulces… el coro aúlla. Sientes amor, vuelves a seguir el guión, cumples con reglas impuestas. Bailas cuando te lo dicen. Ries cuando es debido. Caminas donde te indican. Terminas cuando se te dice, las mascaras cambian otra vez. Nada sigue igual, nada noto el cambio.

Sigues con una mascara compuesta. Pasas por la aventura, recorres el camino. Te dicen que te vuelves a enamorar, esta vez esta a tu lado. La música es hermosamente muda. Carente de infantilismo.
El escenario resplandece, todos los personajes corren de un lado otro, sigues el guión. Generas el drama: toca terminar el capitulo.

Esta vez te niegas… miras al director invisible, dejas caer la mascara en el reconocimiento de la humanidad. Tiras la capa a sus pies, muestra que eres joven. Votas el traje de payaso, ya que nadie se volverá a reír.
Por primera vez en toda esta historia quieres cambiarla, no seguirás el guión, no aceptaras los pasos, no te dirán donde bailar, ni que hacer.

Esta es la primera vez en tu vida, que no tienes que ocultar nada. Lloras riendo, mirando el vació del público, preguntándote ¿porqué me oculte tanto tiempo?

1 comment:

Talina said...

Opino que cuando pasas por momentos difíciles te hace escribir historias muy interesantes :) , algo bueno debe tener eso supongo. Que estes bien.