Friday, February 29, 2008

Repartiendo Cargas

La miré desde la puerta, mientras me cruzaba de brazos. Sobre su escritorio estaban todas las fotos de la familia, algunas tan viejas que eran de cartón.

Sus ojos llenos de lágrimas las repasaban, pensé en decir nada, pero no se me ocurrió nada y tampoco se me tendría que haber ocurrido algo, el silencio es preciso e ideal para esos momentos.

Tomé a mi hermana que se había quedado dormida en el piso y le pregunte a mí hermano que estaba sentado en un sofá al lado de la mesa:

-¿Te vas a la cama o te quedas con la mamá?-

-Me quedaré un rato-

-Entonces acuesto a la niña y bajo- no respondió solo volvió la mirada sobre nuestra madre.

Cuando subía la escalera, veía el mechón rubio de mi hermana cubrirle la mitad del rostro, no pude evitar suspirar y decirme que realmente es muy linda.

Somos tres hermanos, nos llevamos por mucha edad, no puedo negar que me asusta alejarme de ellos. Al final ellos dos, son mi familia. Aunque mi madre tiene complicaciones en su vida, siempre ha tratado de actuar de la mejor forma, pero como todos se equivoca (lo único bueno de ser el mayor, es que pulí el camino para que estos enanos no lo pasen tan mal).

Acosté a la Sofía y le di un beso en la frente.

Antes de bajar me senté en la escalera, me puse a pensar que era difícil tratar de ser padre sustituto, sé que no es culpa de mi madre estar sola. Pero tengo 23 años y tengo ya dos hijos a mi lomo, si ella se siente sola, yo me siento mucho más limitado. Me alegaría que crecieran más rápido, pero tampoco los quiero perder de cómo están.

Que es confuso esto, definitivamente mi vida era más fácil cuando todo comprendía absolutos y los matices eran simplemente negaciones.

Volví al comedor, me quede en la puerta nuevamente. Mi madre, como era de costumbre, sucumbió al llanto. Yo solo pude bajar la cara decidirme a comerme el coraje, como siempre lo hago, porque realmente cuando debo decir algo importante nunca lo hago.

-¿Quién es ella?- pregunto mi hermanito

-Soy yo ¿No era linda?- le respondió secándose las lágrimas

-Aún eres linda mamá- yo me quede mirando como a mi madre le cambiaba la expresión, sentí después de mucho el alivio de sentir un compañero.

Uno nunca sabe, pero son grandes y cuando menos te lo esperas dicen las palabras que están a su altura.

Creo que los cuatro desde momentos como esos, crecemos más sanamente.



------------------------------------------------------------------------





Antes que se acabe el 29, que es el día de regalo que se tiene este mes.



Saludos, que esten muy bien

adios

Monday, February 25, 2008

El pequeño gigante

El baño estaba lleno de anti-depresivos, tantas pastillas que siempre trataban de animarlo a vivir un día más.

Más de una vez estuvo en el borde, a pasos o a un gatillo de largarse de todo.

Su soledad era impenetrable y en su pequeño departamento estaba demasiado cerca de él. Cada día que pasaba sin que sonará su teléfono, solo lo deprimían más; la televisión le refregaba en la cara que había gente más linda y perfecta, que tenían derechos de ser amados por ser más bellos (que accidente tan perfecto).

Siempre buscaba compañía pero le quedaba pequeña, tuvo un gato y una noche salió, y ya no volvió; tuvo cactus y una infinidad de bonsáis que le permitían gastar su tiempo siendo de ayuda de alguien.

Era un hombre triste y pequeño, era algo de nada y por eso nadie lo veía. Las personas solemos olvidar lo esencial, no dar la oportunidad de estar en un mundo más grato, del que solemos construir.

Su profesión de dentista le permitía hablar mucho, pero escuchar bien poco. Su terror no fundando al mundo, le dificultaba salir a encontrarse con el mundo.

Los años pasaban y pasaban, nada le dejaban en su retina. Pensaba que si le dejarán recuerdos malos por último, pero nada había.

Así llego un día que comenzó a sentirse algo extraño, era una molestia en su pecho. Fue al médico para salir de dudas.

-Hace una semana que siento el pecho algo estrecho, como si mi corazón chocara contra mis costillas-

-No es nada grave, pero tampoco algo común, parece que esta creciendo eso es todo- el médico se saco los lentes y los limpio-le daré una licencia para que descanse-

-¿Cómo es posible? Tengo 42 años-

-No se preocupe, es cambio de metabolismo, descanse y venga en una semana y veremos como evoluciona-

Aprovechando su tiempo libre, tomó sus bonsáis y cactus y los plantó en un bosque cerca de la ciudad. Sentía que era el momento que ellos estuvieran con los suyos.

Esa tarde cuando volvió a su departamento se sintió una extraña sensación de satisfacción y se quedo dormido en su sofá.

En unas pocas horas su corazón comenzó a crecer, empezó de a poco a hacer un ruido estrepitoso, al principio se sentía como un pequeño aplauso, al día siguiente como un tamborcillo y el día siguiente ya era tan fuerte que tenía a todos sus vecinos pidiéndole que se callara, pero él no despertaba. Curioso que en un edificio tan pequeño, siempre estuvo tan solo. Nadie era capaz de mirarle la cara, tal era el problema de eso que solo el conserje sabía que vivía ahí, así que lo llamaron para que abriera la puerta.

Desde el sofá escuchó la llave como trataba de abrir la cerradura, se levantó de un salto y se echó a correr. Salió por la puerta, mientras cada vez que daba un paso sentía como iba creciendo, como su ropa se iba volviendo tiras. Un extraño pelaje le cubría el cuerpo. Aunque lo notó no lo cuestiono. Siguió corriendo y de pronto las voces humanas se volvieron una especie de rugido in entendible para sus oídos.

Aún así no se detuvo, cuando llego a su bosque cayó rendido sobre un montón de hojas.

Despertó tres días después sin recordar casi nada de su vida humana, como si nada le fuera lo suficientemente importante para retenerlo. Esa vida no le era suya, así que la abandono en las marcas que dejo grabadas en el sofá.



--------------------------------------------------------------------

Entrada número cien.

Cuento que se me ocurrió en un tiempo muy remoto, lo volví a escribir, porque perdí el original... así como pierdes eso, terminas perdiendo tantos originales que ni nos damos cuenta cuando estamos reescribiendo para identificarnos...


Hasta pronto

Saturday, February 16, 2008

Manchas de humedad

Se que sus manos se cruzaron y su rostro dejo su expresión meditabunda. Él la tomo como solía hacerlo; por un momento el tiempo se volvió un collage de situación reales y ficticias.

Se besaron y olvidaron todo los demás, cayeron por el cuello uno del otro. Se reían de sí mismos, como niños chicos que estuvieran descubriéndose. Callaron, contemplaron la belleza mutua que habían creado, se dijeron “nada” en un beso y otro les abrió locaciones que estuvieron encadenadas a prohibiciones auto-impuestas.

Es un gimoteo de en un abrazo desgarrado, como matan la noche.

En la mañana se miran, finalmente dicen:

-¿Qué hicimos?- dice él abrazando sus piernas

-Nada malo- le responde, mientras acaricia su espalda velluda

-¿Pero que haremos ahora?-

-Nada. Quizás sea lo mejor, eso hemos hecho estos años-

-¿Qué le diré a mi señora? ¡PEOR! ¿Qué le diré a mis hijos?- casi se partía en llanto

-¿Qué tendré que decirle a los nuestros?-suspiro, mientras se tomaba el cabello- ya estamos viejos para esto José-

-Es que Isabel no entiendes, me gusto-

-A mí también y no por eso estoy haciendo melodrama-

-¿Y tu marido que dirá?- hundió su cabeza en sus piernas-¿Por qué lo volvimos hacer?-

-No tengo todas las respuestas, para serte franca, no tengo ninguna- se levantó de la cama, abrió la cortina. Tomó el cuadro de su segunda boda y lo volvió a colgar en la muralla, le dio un beso al retrato de su marido.

-Todo menos eso… no seas hipócrita mujer-

-Es amor, perfectamente emulado, pero amor al final-

-¿Eso nos paso?- José se tendió en la cama y miro el techo -¿Esa mancha de humedad hace cuanto esta?-

-¿Eso nos paso? Por favor, Pepe. No te pongas idiota… la mancha esta desde no sé cuando-

-La última vez que estuve aquí no estaba-

-Nada está como lo estuvo y lo sabes-

-Tú ¿crees que nos humedecimos?-

-Imbecil-

Ella se fue al baño, él miraba concentrado la variedad de verdes y ondas irregulares de la humedad. Pensaba, seguramente, en realidad que es cierto, para que le hacia esas preguntas a Isabel, era masoquista o algún tipo enfermo, sabía perfectamente la razón porque las cosas no seguían igual. Sí te vas con la secretaria y tienes otra familia; luego abandonas a tu primera mujer con tres hijos, pero lo haces cuando estas seguro que un amigo tuyo (por nobleza incomprendida) los mantendrá, es obvio que te odien.

El pensaba que era como la humedad e Isabel como el techo, los niños como la tonalidad de verdes y matices. Las ondas son como… como… las circunstancias que lo tienen ahí. Eran ondas, pero que forma más irregular de esas ondas, parecían un árbol y mientras armaba figuras, se repetía que le encantaría ser tan simple y complejo como esa manchita.

Se levantó y se puso los pantalones, vio la hora en su reloj… 11am… no es tan tarde, pensó.

Se terminó de vestir y tomó una decisión.

Se despidió de Isabel a través de la cortina, donde la vio hincada, quizás lloraba. A él nunca le importaba.

El sábado, el día que iba a ver a sus hijos. Una semana después. Apareció con un tarro de pintura azul.

Como era de costumbre, Francisco (el actual marido de Isabel) iba a tomar algo con sus amigos para evitar problemas.

José saludo a los niños y les pidió su ayuda, para hacer algo entretenido.

Subieron al segundo piso, José le tomo una foto a la mancha de humedad y luego raspo parte de la pintura y la guardo.

Luego el resto de la tarde pintaron el techo del dormitorio, quedo precioso, hasta hicieron algunas nubecitas. Realmente parecía un pequeño cielo.

Los niños dijeron sorpresa a su madre, ella sonrió vagamente. José se acercó y le dijo muy despacio al oido “Si en la tierra no podemos estar, en cielo estaremos”.

Esos tres niños por una tarde volvieron a tener una familia, sin intrusos invadiendo roles.

Han pasado unos 41 años. Ese día fue crucial para todos, los niños probaron ser una familia por última vez, la diferencia de edad era grande, eso los separo entre ellos. Su madre, con el tiempo empezó a enloquecer por promesas de amor que nunca se cumplieron.

José, el pobre José. El nunca se atrevió a quedarse con la mujer que amó. Huyó de sí mismo, tanto tiempo que se quedo solo en su oficina, coleccionando manchas de humedad, buscando una que lo hiciera sentir tan satisfecho, como aquella mañana en la cama de Isabel.



-------------------------------------------------------------------



Ya, ya... reconosco soy medio mamon... pero será

La congestión paso, así que feliz.

bueno, es tarde y tengo tuto

"obrar bien, no siempre significa obrar con sabiduría"

Hasta pronto

Thursday, February 14, 2008

Soy un pésimo escritor

-¿Qué aspecto tiene un escritor?- le pregunté mientras inhalaba el cigarro- ¿Acaso por tener barba y el cabello largo y siempre estar sufriendo por algo?-
-No entiendes el punto, es que escribes mal-
-He visto peores que yo; aún así le han permitido publicar-
-Pero…- pensó por un momento, dijo en tono complaciente- solo publicaron mierda, vendieron, pero vendieron mierda. Yo te quiero evitar el bochorno ¿o quieres publicar mierda?-
-No, ¡YO NO ESCRIBO MIERDA!- tomé un trago de cerveza al seco- YO SIEMPRE ESCRITO DE MÍ, NO SOY UNA MIERDA-
-No te exasperes- llenó mi vaso con su cerveza- solo trato que no te lleves un mal rato-


Esa conversación paso hace más de una semana, desde entonces no he podido escribir nada nuevo.
Estuve en distintos lugares, robando y plagiando historias. Pero la gente parece que todos viven o quieren vivir la misma mierda. Enamorarse sin esfuerzo; Encontrar la felicidad en la calle; Ser más bello de la nada; Acostarse con mil mujeres o acostarse con un Dios griego; siempre y en cada momento banalidades.
¿Cómo que soy el único idiota que le interesa llorar o creer en personas que ya no están?
Recuerdo que cuando comencé a escribir tenía 5 años, escribí pura mierda, pero era mi mierda. Los años pasaron y los viejos perros me orinaron tantas veces, que me anime a escribir como ellos; sin ser ellos, siempre siendo yo.
Aunque las últimas cosas que me determinaron en este mal arte (gracias a Dios pensé que tenía que comer, si solo dependiera de esto no habría comido hace días) la primera fue, como a muchos, la primera vez que me enamoré aunque tengo presente su nombre, ella no era la relevante, era la emoción y me hacía tiritar entero; la segunda fue la mujer más degenerada que me he enfrentado, me asesino y desde entonces tengo la personalidad de mi asesina; la tercera fue la vez lloré al leer unos cuentos latinoamericanos.
Desde la fecha han pasado más de 20 años, seguramente, aún no lo hago bien. No he dejado que me límite el hecho de no poder escribirle a todos (como lo anhelo).


Pero soy feliz escribiendo de las cosas que me importan, que me hacen sentir algo.
Amigo mió, te propongo un ejercicio, trata de pensar un momento de tu vida que no hayas sentido nada, absolutamente nada. Esa desesperación de estar vivo, pero encerrado, enterrado en tus carnes. Ahora cortarte el brazo.
Ahora bien, si lograste una emulación perfecta, pudiste cortarte el brazo y no sentir nada. Pero si sentiste, es muy probable que no estés ni cerca de ese punto de mierda que te lleva al caos absoluto (creo, que es el único absoluto que manejo).
Yo tuve esa experiencia una vez, fue reveladora. En ese punto de mi vida, que corría sabiendo que mis músculos me ardían, pero no los sentía. Comprendí que lo mejor de la vida no es la mierda perfecta; es tener la oportunidad de probar un poco de todo.
En el gusto esta la variedad, decía mi tío abuelo, viejo de mierda cuanto probó, hasta que murió atragantado. Se que era muy chico y lloré en su funeral, pero ahora pienso que en realidad que es una buena forma de morir; con la boca llena de placer.


Quizás nunca sea un clásico, tal vez nunca sea denominado como el de algún grupo.
Solo me conformo que si no es él, otro me publicara… como otro escribirá algo similar.

----------------------------------------------------------

tengo congestión y estornudo mucho... odio ser alergico a estos días


adiosh
grax por leer