Monday, July 14, 2008

La parca nº2

Realidad Dual

-Hueon, tenemos prueba ¿sabias?-
-Sí, de mate-
-Puta la huea no estudie nada-
-Te va ir bien, no esta difícil-
-Puta me voy a echar el año-
-Ya yo te ayudo, siéntate acá- Daniel nunca sabe muy bien donde esta parado, pero es agradable, quizás es el único del curso quien me agrada realmente. No es que el resto no me simpatice, el problema es que yo no les simpatizo, siento que me tienen lastima. Soy un espejo para ellos, al verme sienten el terror de perder a sus padres y la desesperación de aceptar la realidad, conmigo se acaban las esperanzas y anhelos infantiles, parten a ser adultos. Daniel es el único que me trata como un loco más, hasta a veces trata de usarme en cosas pendejas, como comprar algunas cosas o darle una mano en alguna prueba, de hecho cosas sin mayor importancia.

Ese día después de la prueba nos fuimos caminando por Serrano. Nos compramos unas sopaipillas con mostaza. Nos quedamos en el parque Almagro hablando de juegos. Al rato se larga a la casa, pero le digo que me quiero quedar un rato ahí.

Miraba el cielo, la casa se siente sola, prefiero los lugares con gente, así descanso de todo un rato.
Después de un rato se me sienta una niña al lado mió, era muy linda.
-¿Disculpa?-
-Sí-respondo golpeadito
-Tienes hora- me sonríe
-Sí, son las un cuarto para las ocho- trato de relajarme
-¿Qué edad tienes?-
-12 y tú- le digo casi compulsivamente
-14-
-Te ves más niña- digo sin pensar, se queda callada, pienso que ya la embarre desde que murieron mis padres solo hablo con Daniel, así que he perdido la práctica.
-Es… la ilusión, quieres caminar un poco por acá- asiento con la cabeza, avanzamos por al lado de una estatua y unas piedras que no puedo entender que hacen ahí. Ella camina callada a mi lado, sin expresión alguna en el rostro y me pregunto que pensará, lo extraño de esto.

Después de un rato, me toma la mano, siento cosas en el estomago permanezco callado. Ya estaba oscuro, me lleva por una calle antes de entrar en un edificio me pregunta “¿Quieres ser un hombre?”, bajo la cabeza y lo pienso por un segundo, le devuelvo la mirada y le sonrió.
Antes que pudiera digerir todo lo que me sucedía estaba subiendo unas escaleras, con murallas roñosas, habitaciones infestadas de vagos.
Abre una puerta sin numeración, me mete y me da un abrazo. Mi corazón latía tan rápido que parecía un zumbido, mis manos tiritaban. Ella me pide que la espere. Me senté en un roñoso sillón, comencé a recuperar el aire, me sentía emocionado y excitado. Para recuperar un poco de compostura, ojeo un viejo diario que estaba encima de la mesa, su titular era “Macabro asesinato bajo puente capitalino”, en ese momento entra la niña, vestida de negro.
-Tranquilo, no te va a pasar nada si me haces caso, sígueme- de pronto toda mi emoción se volvió miedo, me sometí a ella.
Entramos al baño donde había un hombre tirado en la tina. Un hombre gordo, grande, hediondo y viejo. Tenía los ojos abiertos, pero estaba extrañamente quieto.
-No se puede mover- me dijo
-¿Qué es esto? ¿Por qué estas vestida así?- le pregunte muy suavemente
-Tranquilo no te va a pasar nada- parecía poseída- Este hombre es un pederasta, ha violado niños desde hace varios años, pero hoy va a pagar. ¿Qué hora es?-
-Son las diez y cuarto-
-Perfecto, quedan como cinco minutos- saco de su sotana negra una especie de navaja encorvada, como un garfio. Me eche para atrás. Se puso su capuchón y pregunto con una voz raspeada que hora es. D…i…e…z…y…vein…te. Se escucha una pequeña risa, y entierra el garfio entre los genitales del hombre, sus ojos casi se desorbitan, solo en esa mirada había más dolor que cualquiera allá visto antes en mi vida. Sus ojos anhelaban gritar.
Ella se puso sobre el hombre, empezó a decir “Así se sintieron los niños que tú partiste, inmovilizados por tu mórbido cuerpo y tu placer despreciable”, sus intestinos caían al lado de la bañera. Desprendían vapor, seguro que empezaba hacer frió.
Dejo la cuchilla ensartada en la boca de su estomago.
-Qué hora es- me quedo mudo- QUÉ HORA ES!-
-Las veinte para las once- apenas sale mi voz
-Bien, acércate él te quiere decir algo- me quedo inmóvil –Acércate, no le queda mucho- me acerco lentamente, el viejo parece querer decir algo y apenas se escucha un “perdón”, miró a la chica y ella me hace un ademán con la mano
-Esta bien, te perdono- se desvanece en una convulsión
-Niño, mejor que te vayas ya- me empecé a mover lentamente, de a poco empezar asimilar bien todo lo que había acontecido. Estaba saliendo del baño, ella pregunta:
-Antes que te vayas ¿cómo te llamas?- la miró con ojos a punto de quebrarse en un llanto, de pronto la perdida de mis padres se hizo real y la sensación fue como mis viseras quisieran huir de mí, ante ese golpe, le respondo:
-Me llamo Daniel, solo Daniel-


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Tan tan

tratando de continuar con el hilo


hasta pronto

3 comments:

Anonymous said...

sera que mi innegable sadismo hace que me agrade demasiado estos cuentos

sera por que en mis ratos de ocio con ira tambien escribo asi...

Tipo C said...

me encanto el cuento, los cambios de situaciones, se pone vertiginoso, exelente. lo disfrute

Marcela García said...

holap....disculpa, pero no tengo timpo...tengo que cortarme las muñequitas.