Sunday, July 29, 2012
Susy
Para esta historia quisiera narrarla, como si no fuera presente, ya que los narradores abstractos y lejanos saben que omitir, ya comprenden el error del tiempo grabado sobre los hechos.
Susana mujer de espalda ancha y cintura pronunciada, de piel blanca, ojos castaños como las hojas de otoño y cabello levemente rojizo. Tenía 4 hermanas, y ella era la de al medio, se sentía como el aire entre el pan y sus ingredientes, sin sustancia y nunca nadie la percibía. Por esto ella carecía de voluntad y determinación, su inseguridad se manifestaba en su infructuosos intentos de esconderse detrás de una chasquilla o capucha. El otro problema que la aquejaba, es que tenía una madre un poco estricta, la cual no la dejaba acercarse a un rango de 2 cuadras con un amigo o salir algún lugar era realmente una misión imposible, evadiendo gritos y miradas culpables.
Pero Susy tuvo una oportunidad de lograr un cambio, salvarse de esa ausencia de persona que la estaba transformando en nada.
Si la memoria no falla fue a mediados de septiembre del año 2001, que después de llevar hablando casi un año con un tipo que conoció de internet se decidió a conocerlo. Las primeras impresiones suelen ser lapidarias, ya que ella vio un buen hombre de 16 años, tierno amoroso y preocupado por lo que sentía, más cosas de las que podía haber encontrado con sus amigos y familia.
En su primera junta, ellos se miraron a los ojos y hablaron trivialidades, hasta que el deseo los alcanzo un beso se manifestó, la falta de experiencia se manifestó en un choque de dientes y una lengua perdida. Pero a ella no le importo, no le gusto, pero tampoco era lo que estaba buscando. Un beso mal dado era sacrificio justo, para obtener un abrazo o un cariño.
Los primeros meses se sintió viva, llena de gracia. Su sustancia abstracta ya no era tan vacía, empezó a sentir que alguien la quería, que la necesitaba. Cometió su primer error, se lleno de otra persona.
Las semanas comenzaron a pasar, las primeras llenas de tardes junto a él. Aunque más pasaban menos días se iban encontrando. Hasta que un tarde simplemente no llego. Decidida a no perder lo bueno que había conseguido, fue hasta la casa del muchacho, una mujer desesperada y ansiosa tiene más medios de los que aparenta.
Después de 30 minutos caminando y un par de calles equivocadas, llego a un pasaje con una reja negra, había una señora barriendo en la calle. La recibió amablemente, la llevo a tomar once y conto historias vergonzosas, que la hicieron llenarse aún más con la imagen del muchacho. Hasta se sintió una hija más de otra familia. Pero él no llego, así que se retiro a su casa.
Pasaron los días y seguía sin saber de él, trataba de recordar un abrazo, un beso o un gesto de cariño, pero cada recuerdo estaba más lejos, y se acercaban al camino del olvido. Pero ella no quería perder. No, ahora que tenía algo que la hacía ser alguien. Así que hizo lo que hace cualquier persona, ir a exigir explicaciones, exigir culpa y que se ablande vuelvan a esos breves días de conocerse.
Ella partió en bicicleta a la casa del muchacho, esta vez si estaba, la recibió con una polera y bóxer. Un hedor se desprendía de él, como si ya su piel había olvidado el jabón. Unas ojeras enormes cubrían su rostro.
Susy pensó lo peor, salto abrazarlo y él la evadió, la examino con la mirada y la beso, dejo que la pasionalidad tratara de hacer todo el resto, pero ella no eran sus hormonas lo que la movían sino era algo más intimó, era el deseo de amarse a través de otra persona. Pero aún ese exabrupto no la alejo. Lo dejó avanzar, hasta que su propio cuerpo lo recazo, el muchacho se rio y se fue, ella lo siguió, el sentó en su computador y le dijo que de hace días no dormía por estar jugando. Ese fue el primer disparo que le dio, esa era su explicación, tan absurda y sin sentido que no tenía justificación alguna. Luego vino el segundo impacto, cuando de la boca del muchacho, que no habían pasado más de 10 minutos que la busco para hacerla suya, le dijo “esto no funciona, yo amó otra persona, seamos amigos”, ese impacto lo sintió en el estomago y subió un asco hasta la garganta. Luego el muchacho le tomó la mano y la dejo en la puerta, se despido y entro a su casa.
Susy, destrozada, subió a su bicicleta y comenzó andar. Se asqueaba por estar tan llena de mierda, de no tener nada y lo que tenía no era lo que pensaba. Se sintió más distante de ella, de todo, ahora no era ni aire, estaba podrida e infectada con la carencia de dignidad de ese hombre. Mientras su cabeza viaja en una eterna retrospectiva, vio un auto y decidió no salvarse, no evadirlo, si las palabras fueron disparos, el auto fue literalmente el impacto de la realidad. El golpe fue tan fuerte que su bicicleta se deformo, ella salto unos metros y su cabeza fue lo primero en rencontrarse con el suelo.
El chofer del vehículo la auxilió, desesperado la llevo al hospital más cercano, a las horas llego su familia, luego sus amigos y finalmente su conciencia retorno. Susy despertó los vio a todos y se sintió llena, pero de ella, ese golpe mató la usencia y lleno el cuerpo de una sensación que no conocía, la auto conservación. Quizás nunca había sabido que era porque nunca había sabido cuan perdida estaba, cuando ese miedo de perder tu vida y el instinto tira y te trae de vuelta.
Susy miró a todos, comprendió que siempre había estado en ella y nunca los había necesitado, ella comprendió en su breve experiencia que no necesita de nadie para saber quien es, para sentirse llena. Ahora su naturaleza le regalo el primer paso para construirse, porque rescato el deseo de seguir acá por ella.
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