Para Carolina

Quiero escribir por el placer de hacerlo. Hoy francamente estuve pensando todo el día en ella, se que fui el único que la conoció o hizo el esfuerzo de acercarse.
No era una buena mujer, puesto era perversa y cruel. Recuerdo cuando me contó que le empezó a coquetear al cuñado y después se fue al baño con un desconocido, por el simple placer de hacerlo. Disfrutaba andróginamente estimulando a su hermana.

Pensando lo descriteriado que soy, yo tengo mis propios limites que no sobrepasaría. Jamás haría lo que hizo ella, aún teniendo la cualidad para realizarlo, no va en mí ese tipo de cosas. Creo que por eso la admiraba tanto, de hecho ha sido la persona que me genero el daño más sincero y profundo que nadie ha podido inflingirme.
Comparándome con otras personas, debería estar molesto y sentido, pues me destruyo. No dejo nada conciente y cuerdo en mi cabeza. Después que me robo aquello reservado para el amor, casi me vuelvo loco. ¿Saben? Quizás si me volví un loco de mierda, anhelando cosas imposibles y adquiriendo normas morales que son máximas a la hora de actuar, como buen tipo, siempre termino siendo un perdedor.
Alguien destinado al fracaso; solo los seres humanos tenemos ese fatídico destino. Aunque logremos acercarnos a nuestros ideales, solo los rasguñamos y finalmente se nos vienen encima y nos aplastan, como insectos.

Pero ella, comprendía su fin y más allá de eso lo aceptaba con tanta ligereza, que uno podía decir que no era de este mundo. Era amoral y jugaba con la moralidad del resto, no prestaba atención más a sus impulsos.
Si piensas bien, no es muy diferente a mucha gente, de hecho es más igual que tantos más. PERO NO. Ella era diferente, porque no tenía trabas en decirlo y demostrarlo, sabemos que esta vida es una mierda, cada vez que nos encariñamos con ella… nos caga.

Realmente somos patéticos, porque le tememos a eso. Huimos de lo que debemos ser y no nos afrontamos con todo contra el mundo. No seas imbécil, no significa salir con un palo a la calle y andar machacando gente, sino es algo más esencial, es buscar la paz.

Cuando me destruyo, dejo un vació, volvía mi mirada a mis entrañas y hasta mis órganos comenzaron un proceso de descomposición. Estaba muriendo, estaba acabado. No quedaría nada que los gusanos pudieran comer. Justo en ese momento de patetismo, toque fondo. Llegue a ese estado putrefacto humano, que te permite renacer, decides lo que quieres ser.
Mis primeras decisiones fueron errores, lo se. Es probable que aún lo sean, quizás nunca dejen de serlo.
Pero mi paz nace de esfuerzo para demostrar que aunque sea un error vale la pena intentarlo.

Así que después de ocho años, te tengo que dar las gracias.
Pienso que no te volveré a ver más, no porque no lo necesite, es simplemente que ya no recuerdo ni tu apellido. Con suerte tu nombre me viene a la cabeza.

Gracias, porque lo que dejaste en mí, no tiene nombre, solo un inicio, quizás su final sea cuando yo cese de luchar y buscar, ese día estaré muerto. Gracias por dejar el monstruo de tu ser descansando en las profundidades de mi vientre.


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Bien bien, con las visitas de estos ultimos dias, me doy cuenta que he ido perdiendo un poco de publico.
Así que debo pensar una nueva estrategia.

Por hoy dejo otro texto, un manifiesto.
Un gracias a la persona que me edito.


Hasta pronto