Ya es tarde y en esta ciudad, que muy parecido al espacio, tus gritos no se escuchan. Así que las calles quedan absolutamente abandonadas. Los edificios adquieren esa posición de testigos mudos, con sus caras de terror talladas en piedra.
En lugares como estos se necesitan héroes, pero es mas fácil renunciar a esa esperanza que seguir reconociendo que no hay vuelta atrás. Porque sus habitantes temerosos de ellos mismos no son capaces de levantarse y protegerse, quizás sea por unos pocos que se ven atemorizados, pero cada relato que se asoma habla de monstruos tan fuertes que nadie nunca ha podido escapar con vida de uno. El temor yace en el inconsciente de todo mito que recorre esta ciudad como el viento, guardando el secreto de la victoria.
En lugares así hay muchas situaciones dignas de contar, pero por esta noche solo nos quedaremos con un viejo que vive en un departamento céntrico, en su noveno piso.
Cuando el comenzó a recordar su infancia no habrá sido muy tarde (quizás 9pm o tal vez las diez), había sacado de su armario sus álbumes de fotos, comenzó el recorrido por su infancia, había una foto disfrazado de vaquero y otra donde estaba llorando con una pelota de fútbol, pero las fotos más importantes estaban en el último álbum, donde guardaba las fotos de su madre.
Un hombre viejo y sin mucho que contar, se consuela llorando tiempos viejos que nunca volverán. Perdió toda oportunidad, quedó viudo y sin hijos, su madre había muerto hace mas de 20 años, lo que le quedaba era una agenda con el número de un par amigos, que si tenía suerte lograba ver una vez al mes.
Pero esta noche más tarde recibiría una visita inesperada, no iba ser grata y como se presentaron todos los eventos fue realmente una desgracia.
A las tres am con 7 minutos y veintitrés segundos, sonó la puerta, nuestro protagonista se había quedado dormido en su sofá acariciando el recuerdo de su madre, se acercó a la puerta muy lento, y cada cierto tiempo se volvía escuchar el golpeteó, cada vez más insistente, al llegar a la puerta, miró por el ojillo de la puerta, pero no vio a nadie, así que llamó al conserje, pero le dijo que ha entrado nadie al edificio. Desconfiado desarmo los 6 seguros de la puerta, se encontró con una niña de cabellos claros, ojos cafés, facciones que le delataban una belleza que se manifestaría en unos años más, llevaba un vestido de un rojo muy estridente y estaba descalza.
-Nena, ¿te puedo ayudar en algo?-
-No, pero yo si podré ayudarte-
-Es muy tarde, es mejor que vuelvas a tu casa-
-Bueno-
-¿Si quieres te voy a dejar?-
-bien bien- le dijo sonriendo, así que le tomó la mano y fueron al ascensor, una vez arriba corrió apretar el botón. Y comenzaron a subir, al mirar a la niña se preguntaba que padres descriteriados dejan salir a una niña pequeña ha estas horas.
Cuando bajaron del ascensor, el dijo:
-¿Cuál es tu casa?-
-El 5- empezó a buscar el número, paso el pasillo unas 4 veces y no vio, se rasco la barbilla y le respondió a la niña:
-¿Dónde esta?-
-Acá- y se lo llevo a tirones a una ventana y le indico el edificio de al frente
-¿Qué?!!!!-
-¿Pasó algo?- la miró perplejo, se preguntó un montón de cosas, pero nada era muy congruente, así que se resigno a llevarla a casa. Aunque esta vez se dijo que solo la dejaría con el conserje y volvería a dormir.
En el ascensor se compadeció de la niña, así que cuando bajaron la tomó en brazos, sorprendentemente ligera la niña, como sino pesara nada.
Pasó por la puerta y saludo a Raúl, el portero, que lo miró muy feo, claro que incomodidad salir a esta hora, aparte con una niña en los brazos, definitivamente era muy sospechoso.
Miró para ambos lados de la calle, no venía nada así que cruzó, pero a mitad de la calle la niña lo abrazo y se volvió increíblemente pesada, no pudo dar ni un paso, de la nada salió un auto y trató de huir no pudo, entonces en la fracción de segundo que le dio para reaccionar solo quiso salvar a la niña, pero esta se aferró más fuerte a él y logró escuchar un pequeño llanto antes de la embestida.
Realmente no sintió mucho cuando calló al piso, pero antes de perder la conciencia busco a la niña, pero solo logró ver un paño rojo y nada más.
Al cabo de unos minutos llego la ambulancia, realmente solo venía a retirar el cadáver, el auxiliar de la ambulancia lo metió en una bolsa negra, en eso que salió Raúl y comenzó hablar con el enfermero:
-Estaba loco este viejito-
-¿Por qué lo dice señor?-
-Dígame ud. Es normal que alguien de setenta y cuatro años salga a las 3 de la mañana, con un vestido de niña en los brazos y cargándola como si realmente fuera una nena-
-Seguramente la edad, ahí vienen los carabineros, debe darle testimonio, hasta pronto- y el enfermero se fue.
Antes de llevarse el cuerpo, debían dejar un breve expediente de lo sucedido, entonces sacó un cigarro y se puso a fumar. Le llamó la atención el paño rojo y se acercó a ver, efectivamente era un vestido y entre el vestido calló una foto, la recogió y sus pupila se dilató cuando reconoció a quien estaba viendo, era su madre muy joven con un tipo muy parecido a él. Quedó con la boca abierta tratando de hilar todo lo que estaba sucediendo, pero nada parece que fuera lógico, todo más bien era un chiste de pésimo gusto, de hecho eran 2 chistes.
Se acercó a la bolsa y la abrió ahora se dedico a tratar de distinguir los rasgos de un rostro completamente desfigurado, pensó que seguramente el tipo de la foto y él que yacía tendido eran el mismo.
En camino al hospital.
Dijo que quería descansar, así se pudo al lado del cuerpo y comenzó:
-Nunca pensé que te conocería así, mi mamá nunca me dejo acercarme y te tenía tanto odio sin siquiera haber hablado contigo una vez, ahora te veo tendido y me han contado que estabas loco, seguramente la soledad, cuando logré ubicarte y pensé acercarme no quise hacerlo para qué me dije. Mi madre nunca te contó nada de mí, porque la culpa nunca la dejo descansar. Puesto yo soy el sobreviviente de una de tus infidelidades, cuando supe que era tu único hijo, dije que tu mejor castigo sería no conocerme y morirás solo, pero ahora creo entenderte aún si haberte conocido. Pero quiero pedirte disculpas, si no he llorado, es porque sé que mi vida seguirá siendo la misma contigo o sin ti, pero me habría gustado conocerte-
Cuando llegaron al hospital, bajaron el cuerpo y lo mandaron al congelador. El enfermero, ya estaba terminando su turno y se iba a su casa, camino hasta su auto, pero cuando llegó había un niño descalzo apoyado en él, y le grito gracias, luego se perdió en el estacionamiento.
3 comments:
Hola! q largo el cuento y q pena su vejez ... verdaderamente parecía una película =P de hecho creo q hace tiempo vi una película bien parecida ... hmmm no recuerdo bien =P
Salu2s!!
Cony
Por la forma de relatar, parece Amelie versión blue...
Será como la historia oculta del papá de Amelie??
Comentario anexo: que proyectivo, que fuerte, que sincero.
P!
Uhm... en verdad es una historia muy loca y como de película muy dramática...
Me gustó.. pero eso sí me gustó más lo que escribiste por msn...
Se parece (por lo que me haz contado...) a ti... el hijo...
Besos
Bye
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