-Mira ese árbol-
-¿qué tiene?-
-Míralo bien-
-No tiene nada en particular-
Después de su inconstante, pero perseverante, mandato, cambio de estrategia y se dedico a repasar los rasgos finos y precisos de su compañera, su mirada infantil y sus manos siempre enlazadas con sus dedos. Podía oler el temor, así que la abrazó y quedo rendida al ritmo un corazón que se emocionaba al recibirla en su cercanía, no podía evitar el deseo de la búsqueda de sus labios, quizás por eso él tembló.
Cuando ella comenzó caer en un sueño, junto con el día, él sintió que podía esperarla sobre todo. Miró el campo que se iba destiñendo y se quedó mirando su árbol, su viejo árbol que lo había cuidado desde que era un niño. Recordó su primer encuentro, no habrá tenido más de ocho años y estaba llorando, había descubierto que no tenía padre y que donde tendría que crecer sería un pequeño infierno en tierra, se escondió entre las ramas de ese sauce, quizás lo busco entre los otros porque era el único que siempre estaba triste, el único que no lo animaría y solo lo escucharía. Comenzó caer la noche y el frió lo empezaba a tocar su tierno cuerpo, pero no podía detener el llanto, así que el sauce lo abrigó con sus lágrimas y él niño de a poco cesó su llanto.
A la mañana el sauce dijo:
-Niño despierta- el chico abrió los ojos lentamente y respondió
-¿Quién eres?-
-Yo soy quien te ha cobijado-
-¿árbol?-
-Sí, pero no me llamo como me bautizo su especie, me llamó Oripap-
-Yo me llamó Fernando-
-Nadie te lo preguntó, solo quiero saber porque lloras tanto-
-Me dijeron que no tenía padre-
-Uds. humanos son tan ególatras y egoístas, le exigen al resto que los quieran y los acojan. Eso solo se da con tiempo, al avanzar sobre la vida, entenderás que tú camino se vuelvo austero y los dolores te calan hasta las raíces. Deberías dejarlo pasar y seguir creciendo-
-Tú no sabes nada- respondió a punto de volver al llanto
-Sé más de lo que crees, tengo más años y no siempre he sido lo que soy-
-Eres un árbol, tú no tienes a nadie, ni familia, ni amigos, ni nada-
-Seguramente estas en la razón, pero yo no voy a tu casa a llorar en tus brazos- se agitó las ramas –veo que tampoco querrás caer, mira niño, es verdad estoy solo, algún día espero dejar de ser lo que soy. Por ahora debo aceptar mi situación, sin llorar más. Te ofrezco lo siguiente, yo no seré nada tuyo ni de nadie, pero te escuchare, siempre que me cuentes una historia distinta-
-Bueno- dijo el niño ya más compuesto y comenzó a caminar a su casa.
Pasaron los años y cada cierto tiempo volvía a contarle algo, Oripap lo escuchaba siempre muy atento y le daba ciertos consejos, que siempre le fueron muy útiles en los años siguientes.
Ahora el chico tiene 20 años, la noche se va volviendo fría como la primera vez que estuvo ahí, él protegió a la chica que le había robado el corazón, la abrazó para darle calor.
Oripap lo miraba gustoso, le dejo ver su cara a Fernando, era un anciano con muchas arrugas y rasgos duros y firmes, pero sus ojos eran como el mar, infinitos. Fernando le sonrió, entendió sus primeras palabras el cariño no se exige, el crece y avanza, luego muere y vuelve nacer.
A pesar de los años difíciles, su familia le enseño a ser firme como un roble, mientras su sauce le daba la sensibilidad de un árbol.
Con esa chica en sus brazos, comprendía el círculo como debía seguir y él dejaría una pequeña semilla en el corazón de ella como Oripap le dio la esperanza sin saberlo, es probable que en unos años no pueda volver, a ese lugar.
Pero no importaba, seguirían juntos hasta siempre.
Después de algunos años, Fernando se fue a trabajar a la ciudad, tuvo que dejar todo atrás, lo único que dejo para que lo recordaran fue un grabado que dejo en la primera rama a la que subió de Oripap “contigo ahora y siempre, amigo”.
para variar con paja
en fin tengo hacer alguna ronda publicitaria
de mi, ando odioso y pesado... tambien algo insesible
pero se vienen cosas y espero que me anime algun imprevisto
adiosh
"lo que no se logra amar, hay que comenzar a temerle"