-¿Quieres un café?-
-No, terminemos rápido- Se tomó las manos y miró de reojo un perro que iba pasando
-Bueno, es difícil, me cuesta partir ¿quieres un cigarro?- se tanteo los bolsillos
-No-
-Eres muy pesada, pero yo si quiero un cigarro, esperadme-
-Bueno-
Fue al quisco más cercano, sacó de su bolsillo sus últimos 600 pesos y miró los Derby con deseos frustrados, dejo las monedas sobre el mesón y pidió unos Belmont light diez, con la moneda que le quedaba compro un chocolate.
Cuando volvió ella estaba haciéndole cariño al perro que estaba rondando, un perro enano y con algo de sarna, lo único que respeto del despreciable animal era su modesto ladrido (la modestia de ladrar solo cuando era necesario, es una cualidad que algunos seres humanos deberían aprender). Sacó de su bolsillo el chocolate y pensó una infinidad de cosas, pasó por todo su repertorio de piropos sutiles, galanes e idiotas, y dijo:
-Así dejas de ser tan ácida- se preguntó inmediatamente para que pensó tanto si iba a tirar una pesadez –Pero no dejas de ser linda- acotó, para aminorar su eterno y mal ponderado sarcasmo
-Vale- respondió entre dientes-Ya vas terminar con esto, dime que me tienes que decir que tengo que irme-
-Bueno…- de verdad la situación era incomoda, en esos pocos minutos ya se había fumado cinco y estuvo a punto de decir que necesitaba un chicle, pero ni para eso tenía plata.
Suspiró y camino rodeándola, se tocó la barbilla anisándola, se decidió –Bueno… es que tengo algo importante que decirte, se que hace tiempo que no hablamos, pero…- en ese momento sintió algo calido en el pantalón y miró para abajo, el perrito muy dulcemente lo había meado.
Ella se largo a reír, pensó que no podría ser peor y se hecho para atrás y piso un mojón, su mirada penetro los ojos de ella y el silencio se apodero por unos instantes, hasta que el vocifero “QUE MIERDA PASA, ESTA VIDA NO ME PUEDE CAGAR MÁS”, así la chica comenzó a reír sin parar, su piel blanca se comenzó a tornar colorada luego roja, prosiguió avanzando hasta un fucsia algo delator, nuestro protagonista le dio la espalda mientras seguía escuchándose las carcajadas unas tras otra, tras otra y tras otra. Su vergüenza se había materializado y estaba al frente de él, riéndose entre dientes:
-¿Qué haces acá?-
-Bueno me dijo un pajarito que vendrías a conversar con ella-
-No es lo que tú crees-
-Bueno, vengo a ver como estas y te pilló pisando mierda-
-Es exactamente a lo que me refería, bueno tampoco conseguí pedírselo aún-
-Bueno te dejo, estaré en el café de al frente para que me cuentes después-
Se dio una vuelta y ella estaba tendida en la banca sin poder respirar, llamó a Roberto de un grito, trató de hacerle un masaje cardiaco (en realidad no tenía la menor idea de lo que tenía que hacer), no funcionaba, Roberto se fue a buscar ayuda. Nuestro amigo hizo cuanto pudo, pero la desesperación lo estaba ahogando, así que la levanto e hizo lo que vio en centenares de películas y le apretó el estomago y salto una pequeña almendra, se escuchó un suspiró de alivio.
-¿Estas bien?- pregunto en un tono heroico
-Sí- le respondió recuperando el aire
-Perfecto, vamos donde esta Roberto, para que te vean si todo esta bien- se fueron caminando, ella estaba de pronto muy regalona.
En el camino se encontraron con un Roberto agitado, que llevaba alguien.
-¿Quién es?- pregunto ella
-Un garzón, pero estuvo estudiando un tiempo medicina, deja que revise-
-Bueno-
La dejaron sola un momento, mientras Roberto hablaba con su amigo, le insistía que este era su momento, le había salvado la vida, se le notaba diferente.
Así se acercaron donde estaba ella y Roberto se marcho con el garzón, porque había dejado una mesa tirada y debía ir a dar explicaciones a su jefe de lo que ocurrió.
-Bueno te lo diré, antes que me lo preguntes- dijo ella con algo de emoción en todo su cuerpo –sí me gustaría acercarme más a ti-
-No era eso lo que te iba preguntar-
-¿Entonces?- su rostro tomo una expresión ominosa
-Quería saber si me puedes hacer gancho con tu hermana- una sonrisa se esbozo en su cara, tan picaresca, tan deseosa.
Al rato estaba con Roberto tomando un café.
-Oye ¿te duele ese ojo?-
-¿Qué crees?, idiota-
Bueno, cuentecillo nuevo
Pero como este mi blog...
Que se pudra ese tipo de gente, hablar o tratar de hacer enteder tipeñajos faltos de vision, en realidad me irrita las pelotas.
Eso, finalmente en civil me fue bien, no fue masacre, ahora hay que seguir dandole a todo lo que venga.
Se cuidan
adiosh
"El corazón no sabe qué pensar"
9 comments:
solo 2 palabras...
gendo ikari.
jajajaj
cuidese
Muy bueno, bastante impredecible y eso me gustó...
Muchos cariños, cuídate
C=
ajajaajajajajaajaajaj
mi mamá se atraganto con un chocolate una vez!! fue atrozzzz >.<
muy divertido el cuento!
besos
insisto: revise.
Tengo que reconocer que me dió mucha risa la parte cuando pisa el mojón, no lo esperaba :P. Cuidate.
ya lo había leído...
la idea está buena..
pero insisto.. tienes que pulir un poco más... algunas cosas...
Besos
jajajaja q entrete! :D ... por un momento me senti identificada con lo risueña q era ella :P yo tb me hubiera puesto fucsia tanto reime al escuchar "q mierda pasa, esta vida no me puede cagar más" wuuaaa jajaja ... muy weno
Simpaticón =)
... pero justo al final...
para q decir lo q dicen los demas jajaja. YA SE PARA QUE!!, para joderte.
Revisa, pule!!
y podrias conseguir alguna locion o crema para la irritacion de pelotas
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