Levanté la mirada, ella sin ninguna expresión se despidió con la mano, quise llorar, pero fue un intento frustrado de mi razón, poco entendía de las mujeres y ahora menos lo hacía.
Cuando se perdió en la escalera del metro; me puse a caminar, no había mucho que mirar en esa plaza, un niño tirado en el piso por un columpio en mal estado y otro acosado por palomas. Encendí un cigarro (aún no dominaba la técnica de arruinarse los pulmones, entonces me limite votar el humo por las narices). Evitaba recuerdos con otros más triviales, pero el que más atormentaba mi cabeza, era una historia de la cárcel que me había contado mi abuelo, que había una celda que la llamaban el “metro”, cuando los reos se ponían muy violentos y era difícil controlarlos los enviaban hay, pero no eran los únicos que habitaban ese subterráneo, porque también enviaban a los tuberculosos, así de a poco el metro se volvió un viaje a esa terrible enfermedad que seguramente en esos años no tenía cura.
Luego imaginaba que pasaría si los vagabundos tuberculosos durmieran en el metro actual, quizás para hacer algo de justicia, sus toses retumbarían como tambores en los túneles (donde nadie escucha nada), sé que las madres aprensivas inventarían historias terribles, para amedrentar a sus hijos y darles un camino recto en la vida. Quizás en esta nueva celda que se mueve de 3 a 4 minutos por estación, ella podría encontrar lo que con tanto deseo anhelo para ella, que sería algo de más sentido a su vida, quizás si viera un hombre morir a sus pies porque acaba de vomitar sangre, valoraría el peso de la vida y disfrutaría más cada cosa que tiene, en vez de plantearse en un futuro condicional.
Otra vez batallando con mi pobre intelecto, que se ve afectado siempre por mis emociones.
Una vez leí en un baño que el amor es como el olor a mierda, solo desaparece con otro olor más fuerte o el tiempo lo seca. Ahora sé que eso podría ser cierto, el amor es un condicionamiento pasajero a nuestros deseos. Sí soy más analítico puedo recordar mis antiguas promesas de amor (“Carla te amo” 3 meses después hallando la forma de sacármela de encima, “Sandra contigo por siempre” claro ella quería estar por siempre con alguien pero no fui yo y ahora “Me gustaría estar el resto de mi vida contigo” y ni llevamos un tiempo importante y la cosa cago).
En realidad no estoy muy preocupado con su decisión, lo que me molesta es que hago yo, tenía un horario condicionado al suyo y gran parte de mi dinero solo se justificaba con ella. Reconocer esto, es bastante patético de mi parte, yo siempre fui orgulloso y soberbio, también me jactaba que ninguna mujer me dejaría mal y bueno saco la cuenta esta es la tercera.
Miró aquellos niños, que me producen una gracia enorme, quizás nunca han pensado que harán de sus vidas, solo se preocupan de jugar ahora, con eso ellos son felices, no hay más que cuestionarles en sus vidas. Quizás el problema de la gente es que deja de ser niños y pasan a ser posibles adultos, que siempre piensan que llegaran a ser, sabiendo que nunca podrán cumplir gran parte de esos sueños. No señores, esas son expectativas, lo sueños son abstractos y las expectativas concretas, un sueño puede ser feliz y una expectativa es ser feliz con “ello”. Como a mi me gustaría volver atrás y entender esto desde mis ojos actuales, desde mi ser adulto.
El mañana nunca llega y ya hay demasiados ayer, pero solo un presente. Es lastimero de nuestra parte lamentarnos hoy y proyectar nuestras soluciones para mañana.
No sé que horas serán, pero no me iré de acá hasta que me vuelva a columpiar.