Friday, November 23, 2007

El, lógico y eventual, vuelo

-¿Dónde estas?-

-No lo sé-

-Déjame ir a buscarte-

-No, gracias por todo, cuídate-

Apago el celular y lo tiró a la basura. Sacó de su bolsillos unos cigarros, encendió uno que dejo encima de la banca, el otro que encendió lo fumo muy calmado, como compitiendo que él consumiría el cigarro más despacio que el viento. Y ganó.


Miró el cielo buscando figuras de algodón, pero ya notaba que los años no solo le habían dado una ceguera parcial, sino una imaginación senil.

Estiró sus brazos e hizo lo que nunca hacía en casa de su hijo, avioncitos con sonido y todo, los movía en círculos, sé imaginaba los aviones a escala que tenía guardados en su oficina y pensó que cuando Ricardo (su nieto) los recibiera los apreciará por un segundo antes de guardarlos o botarlos. Pero no se molesto en meditar más, extendió su mano por el horizonte corría por la plaza, al fin libre de cualquier reproche. La última vez que hizo el jueguito de los aviones en casa, su nuera casi lo manda a un asilo, aunque su hijo era bueno, estaba tristemente enamorado de ella, a ese punto donde no piensas.


Mientras más corría por el parque menos cansado se sentía y presionado, sabía que no tenía donde dormir, pero mientras seguía moviéndose no necesitaría dormir.


Pasaron unos días el seguía vigoroso y sin detenerse, la gente que vivía cerca de la plaza se acercaba a mirarlo, a contemplar el placer de hacer un avión con la mano y poner la lengua fuera de la boca y soplar.


Algunos comenzaron a plantearse si es que estaba loco, otros decían que era una manda y unos poco apreciaban del milagro de ver un viejo pisando el centenario de su vida, corriendo como un niño de cinco años.


Pasaron un par de días más y apreció la televisión, mostrándolo como el relleno de noticia que suelen dar.

-Buenas noches- dijo la periodista muy sería- nos encontramos esta noche en el centro de santiago, para ser más precisos en una plaza cerca de calle arzobispo- tomo aire- donde vamos a encontrar la maravilla de una vida sana, detrás de nosotros se encuentra un anciano corriendo hace aproximadamente 15 días sin detenerse-


El despacho fue visto por todo Chile, por su familia por supuesto, su hijo tomó un bus partió del puerto para la ciudad.


Llego dos horas después, al principio solo lo miró, no quiso acercarse (por vergüenza, es lo que me pareció ver), esperó que todos se fueran y acercó hablar.


Pero parecía que no lo escuchaba, en realidad no era muy importante lo que él decía, era más bien una actitud muy patética. Algo así como arrepentimiento culpable, justificándose en su familia y el cambio de los tiempos. Que sabía que esta actitud suya, solo indicaba que ya se había vuelto loco (aunque sí le soy sincero, ese viejo es digno de mi admiración) y que tendría que internarlo para que lo cuidarán.


Cuando Alejandro Bello hijo se acercó afirmar Alejandro Bello padre, esté se elevó por los aires, emprendió un elegante vuelo, lo hacia con gracia como sí siempre lo hubiera hecho. Se elevo alto, cada vez sentía más libertad, como el cielo de nadie ahora fuera suyo, fuera un cielo donde el podría volar y sentir la lucidez de los años alejado de la envejecida tierra.


Pasaron algunos años, me dedique a buscar a Ricardo, contarle lo que sucedió con su abuelo. Porque yo solo soy un pequeño Zorzal, que de cosas de hombre no sé, pero si sé volar y ese fue el regalo que le di a ese viejo, espero poder dárselo a su nieto.


---------------------------------------------------------------------------------------


No!, no es que haya rejuvenecido, aquel es mi hermano y creanme que les digo que es el mejor hermano del mundo... es él que hace mis desayunos y mis sanwuches para el día.



A ver, que digo, bueno el otro día salí con alguien y la pase muy bien, así que agradesco el grato momento que me brindaste.

El cuento, bueno nació para no dejar botado esto tanto tiempo, pero creo que refleja mi sentir de los últimos días.



" Si pudiera romper y tirar el pasado como el borrador de una carta o un libro.
Pero ahí queda siempre, manchando la copia en limpio, y yo creo que ese es el verdadero futuro."

Adiosh

Friday, November 09, 2007

Monstruos infantiles

Recuerdo hace algunas semanas que mi hermana de tres años me pidió que le prendiera la luz del pasillo porque decía que estaba el “coco”.


Al encender la luz, las figuras se quedaron quietas, congeladas con un flash permanente. Así en esa certidumbre mi hermana me llevo hasta el patio y me indico un estrella, como es ella se fue corriendo para otro lado.

No cabe duda que me extraño su actitud, pero lo que me detuvo a pensar, no fue la ternura del gesto de la estrella, sino fue su primera petición.

Yo cuando era niño temía a la oscuridad, no precisamente por un monstruo que se escondía, yo le temía al hecho de sentirme envuelto de sombras, de perder la capacidad de mirar. Tal vez mi monstruo era una mano gigante que te encerraba.

Pero no estoy seguro cuando deje de temer o cuando mi monstruo se congelo y ya no se pudo mover más.

Creo que fue porque crecí o madure, pero se que él esta encerrado, de eso estoy seguro. Uno deja de temer a monstruos, pero sigue temiendo, a razones humanas y suprahumanas.


Así que desde hace un par de semanas me puse examinar de noche el pasillo y los rincones que mi hermana evadía por temor o prudencia, creo que si habría reparado en lo segundo no tendría tantos machucones como los que conseguí los últimos días.

Debo admitir que fue infructuoso los primeros días, pero de a poco comencé recuperar mis miedos infantiles y de a poco me internaba en la oscuridad, los sonidos perdían explicación, mientras más avanzaba mi exploración más recordaba un yo pequeño, débil casi indefenso.

Pero no fue hasta hace dos día que logré verlo otra vez, al principio no fue claro solo era la sombra de la incertidumbre. La segunda vez que logré notar algo, fue anoche cuando me estaba preparando un sándwich a las tres de la mañana, si no mal recuerdo cuando era niño tenía hambre, no me atrevía a bajar la escalera a cocinar algo porque me acechaba esa sombra envolvente. Pero mientras más recuerdo más forma tenía y se volvía más real.

Aún así no fue hasta esta mañana que lo ví claramente, no era cosa de otro mundo, sí era extrañamente imponente, pero no más que un profesor en un examen; quizás daba miedo pero de la misma forma que te asustan las películas de terror cuando eres niño, ahora más bien la falta de elaboración del mamorracho.

Tenía unos ojos enormes cristalinos, su cuerpo parecía incompleto y no podía hablar solo hacía crujidos, como la madera expandiéndose.

No me alejaré del encuentro, pero como lo vi tan claramente, eran las cinco de la mañana y estaba bajando la comida del día anterior, fue detrás de la cortina del baño que lo encontré, como si esperara saltar en un momento (pero recuerdan que dije que estaba incompleto, bueno es que este tipeñajo le faltaban las rodillas), y gracias a la luna tuve una definición tan clara de él.

Así que mientras me limpiaba el me observaba, incomodando ese momento de privacidad. Quería preguntarle algo, pero solo gimoteaba, así que me dio cosa.

Pero antes de salir del baño me senté en el inodoro, ahora sin la desventaja de estar evacuando., y me lo quede mirando fijamente, buscando en él lo que alguna vez tuve miedo y preguntándome donde había estado todos estos años y en realidad nada. Me levanté y susurre que ya lo entendía, me fui a mi cama y ahí sentí que mi hermana se metía al baño y daba un grito, fui corriendo a encenderle la luz y me dijo que el cuco se había ido por la ventana y estaba a punto de ponerse a llorar, así que la abrace y cerré la ventana, pero sin antes notar que habían cientos de monitos que si figuraban como las primeras sombras del día, algunos se ponían en la planta de los árboles, otros de edificios y casas.


Ahora unas horas más tarde creo entender donde se fueron mis miedos o más bien que era todo eso, porque de niño le temía a la noche y ahora de hombre le temo al mañana.



----------------------------------------------------------------------------------



El primer cuento de noviembre; los aires comienzan los cambios, las aguas empeizan a correr o se pudren en la inerte espera.

Bueno por lo acontecido en mi querida universidad, ahora tengo pruebas como grandes en lapsos muy cortos, lo cual transtorna mi sueño y mi voluntad... mi negación a dormir es el ejemplo más claro de eso.





"Me despido sin elocuencias; solo disfruto el hecho que miro y más de una vez, escondió la mirada sin dejar de observar."


Adiosh