A mi casa se les descascaran las murallas, por más que trate de estucarla y pintarla, siempre se le termina saliendo.
Traje expertos a que la revisaran, pero nadie entendía bien lo que le pasaba. Se humedecía tanto, pero aún así era calida. Las cuentas del agua no subían, así que no era una fuga…
-Esta casa le había pertenecido a mi familia más de 6 generaciones, era muy grande, aunque gran parte del espacio esta vacío. Me gustaba estar acá me sentía acogido y resguardado, recordaba a mi madre y sus abrazos. A mis hermanos pequeños y sus eternas risas. Que tiempos me decía siempre, que tiempos- le sonrió -¿lo estoy aburriendo?-
-No- me queda mirando- ¿pero me explicaras como sucedió esto?-
-Claro, no se si las cosas son normales, pero nos basamos por generalidades. Aquí murió mi abuela, es una gran mujer- él miraba tratando de interrogarme sobre el asunto, pero estaba contento, así que me daba mis tiempos –Bueno, sabe no quiero el seguro, pero si quiero que me escuché ¿le parece el trato?- con una mueca de confusión asintió.
Caminamos donde debería estar la cocina.
-Aquí yo ayudaba a mi mamá a cocinar… bien, bien no era precisamente ayudar, solo la acompañaba, de hecho los recuerdos son confusos, siempre tenía que combatir el sueño-
Seguimos caminando hasta el patio
-Cuando era niño aquí había un parrón. No sé porque pero me fascina ver las uvas, como nacen de esas hojas y se dan tan dulces- apunte con el dedo un espacio vacío- ahí donde estaba mi dormitorio, me gustaba porque tenía una ventana que coqueteaba con la luna. Al lado estaba el dormitorio de mi mamá, no sabe cuanto extraño tenerla cerca, aún para fastidiarme un poco. Si no me equivoco hay comenzó. La humedad empezó a envolver la casa, las maderas rechinaban en las noches y de día las puertas se atoraban. En vez de ser una situación escalofriante, fue más bien curioso, le daba vida a la casa. Como si ella quisiera recordar toda la vida que tuvo dentro, sentía como ella recordaba. Muchas veces durante las últimas semanas pude escuchar risas, voces y cosas quebrándose.
De a poco me empecé a sentir como un recuerdo, más bien como un pensamiento.
Fue un día que volvía de comprar pan, que vi como el techo se abría. Por un extraña razón no me extraño, entre me prepare la once. Esa noche los vi a todos otra vez, cada niño que cruzó corriendo las escaleras, todas las madres que los cuidaban, los padres que observaban silenciosos. Yo seguía sin tener miedo. Fue como sentir cien años en un segundo, que duro algunas horas. Lloré y mucho, me sentí viejo, pero con ganas de vivir. Quizás fue ver todo, tener un último recuerdo y saber que eso era.
Esa noche la humedad se detuvo, el calor se empezó a desvanecer, pero se sentía más cómodo que la situación anterior, no sé porqué en realidad.
Pasaron unos días, empaque mis cosas e iba arrendar la casa, pero cuando salí se cerraron todas las ventanas y la casa se partió en dos, su fachada cayó como ceniza, lo que había dentro se transformo en una especie de Golem que me sonrió. Se fue caminando sobre una escalera imaginaria hacia las nubes-
La cara de ese hombre era la de alguien que iba a llamar al manicomio. Pero cuando terminamos de caminar, le indique el piso, en forma de una huella estaba empezando a crecer una parra.
Thursday, April 16, 2009
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